El secreto para hacer bien una postura de yoga
El primer detalle en que tenemos que fijarnos para hacer bien cualquier postura de yoga es la estabilidad. Este concepto no es nuevo para quien practica el yoga con constancia pero sí para los principiantes. Los veteranos saben que no es posible lograr una postura bien ejecutada y efectiva sin centrar la atención en construir bien la arquitectura desde la base.
Voy a poner un ejemplo. Pranamasana (también llamada Samasthiti o Namaskarasana; en la foto de portada). Pudiendo dividir a mitad (plano medio sagital) nuestro cuerpo, la estabilidad es consecuencia del equilibrio entre la parte derecha y la parte izquierda del cuerpo. Pero no solo; en esta postura, activar la musculatura de las piernas y alargar toda la espalda son factores que ayudan a estabilizar el cuerpo aun más. Es como si un hilo invisible nos estirara desde la coronilla hacia el cielo, como una marioneta que cuelga por los hilos. Veamos cómo es posible estabilizar fácilmente Pranamasana.
Antes de empezar, nos quitamos zapatos y calcetines. El contacto con el suelo es importante para no deslizar y sentir los pies libres y poderlos mover a nuestro antojo. Pranamasana es una postura entre las más simples que encontramos en el yoga y que constituye el punto de partida de muchas más. En esta como en todas las posturas, es necesario enfocar la atención en los cimientos, que serían los puntos de contacto de nuestro cuerpo con el suelo. En este caso son los pies, que tienen que estar bien enraizados al suelo con los dedos bien separados y activos. Como consecuencia, las rodillas se encajan en las piernas, los muslos se tensan, la pelvis bascula en un movimiento de retroversión y finalmente el pecho sube y se abre. Así tenemos la posibilidad de relajar los hombros y de elevarnos hacia una posición recta.
La cosa cambia cuando estamos sentados, por ejemplo en la postura de Siddhasana, en la foto de abajo.
Sentados en esta postura, entramos en contacto con nuestro cuerpo y llevamos nuestra atención hacia dentro, interiorizando las sensaciones (Pratyahar). Inhalando y exhalando larga y profundamente, prestemos atención al cuerpo. A diferencia del primer ejemplo, en Siddhasana la base de la postura corresponde a los glúteos. En particular, para encontrar la estabilidad necesaria se recomienda centrar la atención en el periné, el área que se encuentra entre los genitales y el esfínter, aplicando, con suavidad, la cerradura de raíz (Mulbandh). De este modo estabilizaremos la postura para que sea más fácil estirar la espalda y abrir el pecho.
Cuando en general una postura de yoga alcanza estabilidad, el cuerpo es como un edificio resistente a cualquier agente externo: viento, lluvia o terremotos. Cualquier asana construida partir de una postura estable se desarrollará en armonía y difícilmente será dañina para espalda o articulaciones.
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