Tú contigo mismo, elogio de la soledad

Andrei Tarkovsky

Se diría que, hoy día, no involucrarse en todo lo que a lo social se refiere es una seña de escasa participación y desinterés hacia los demás. Es fácil considerar un ser raro a quien no ama las multitudes, alguien que no ha logrado la plena inserción en el tejido social. Lo mismo se diría de quién no utiliza las redes sociales para comunicarse. O no hace uso de un teléfono inteligente para wasapear. O no tiene un perfil de Facebook actualizado con cierta frecuencia, o no lo tiene para nada. El mensaje que ha calado entre muchos (yo mismo dudo de quien aun envía SMS. O peor, un FAX) es que estas personas no han logrado estar al paso de los tiempos, que imponen la conectividad total hasta de nuestras facetas más íntimas con el mundo… Vendrían a ser unos vencidos, individuos que han abandonado la actitud de confrontarse con los demás y compartir.

Pero la verdad es que la soledad es un recurso más bien decisivo, bien lo sabe el maratonista, el jugador de tenis o el ciclista: deportistas que por necesidad saben convivir con sus propios pensamientos a diferencia de otros deportes de equipo. O el yogui, que ha encontrado en la introspección el medio para progresar en la vida. O el escritor, el científico y por qué no, el astronauta, personas que saben encontrar la motivación sin el auxilio de un grupo de trabajo.

Quiero compartir esta bonita reflexión de Andrei Tarkovsky, el famoso cineasta ruso, que en mi opinión resume magistralmente lo que representa la soledad.

¿Cuál sería su mensaje para los jóvenes? Le preguntó el entrevistador a Tarkovsky, amante de silencios y cuya narrativa cinematográfica está inspirada en una visión íntima del ser humano.

No sé, creo que solo me gustaría decirles que aprendan a estar solos y procuren pasar el mayor tiempo posible consigo mismos. Me parece que una de los errores entre los jóvenes es que intentan reunirse alrededor de eventos que son ruidosos, casi agresivos. En mi opinión, este deseo de reunirse para no sentirse solos es un síntoma desafortunado. Cada persona necesita aprender desde la infancia cómo pasar tiempo con uno mismo. Eso no significa que uno deba ser solitario, sino que no debiera aburrirse consigo mismo porque la gente que se aburre en su propia compañía me parece que está en peligro en lo que a autoestima se refiere.

Mirko

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