El cuento del domador de caballos

Horse in a landscape. Franz Marc

Érase una vez un rey que tenía el caballo más hermoso del mundo. Era, sin embargo, un animal salvaje y desbocado al que no conseguía domar. Por eso un día, el monarca declaró que recompensaría generosamente a quien consiguiera subyugar a su semental. Atraídos por la promesa de riquezas, muchos lo intentaron, pero ninguno era lo bastante fuerte para someter al animal. El caballo arrojaba de su grupa incluso a los hombres con músculos más poderosos. Cansados y frustrados, los contendientes se retiraron.

Pasado un tiempo, el rey vio que el caballo obedecía dócilmente las instrucciones de un recién llegado. Admirado, quiso saber cómo había logrado aquello que tantos hombres valientes habían intentado y no habían conseguido. El domador de caballos respondió: «En vez de luchar contra su semental, dejé que siguiera sus impulsos y corriera cuanto quisiera. Al final, cansado y dócil, resultó fácil acercarse a él y tomar las riendas».

Lo mismo ocurre con la mente. Si luchamos y forcejeamos contra ella, nunca conseguiremos dominarla. El método que debemos adoptar es semejante al del domador de caballos: deje que la mente siga sus impulsos y tendencias sin restricción alguna, hasta que esté dispuesta a aceptar su autoridad de buena gana. Dele rienda suelta. No la reprima: simplemente obsérvela y conózcala.

Visto en Yoga World. La imagen de portada es obra del artista Franz Marc.

Mirko

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