A la hora de elegir una mesa en un restaurante, es muy probable que elijas una desde donde puedas dominar el resto del local. O quizás si estás en una terraza al aire libre, es casi seguro que prefieras una con buenas vistas y un paisaje natural. Por el contrario, un restaurante de diseño cerrado o con pocas ventanas no es una opción apetecible.

Psicólogos de la evolución reconducen este comportamiento a la necesidad de seguridad que tenían nuestros antecesores. El hombre de hace miles de años tenía que asegurar su supervivencia en entornos difíciles como la jungla. De ahí la preferencia por los espacios abiertos que garantizaban tanto anticipar la llegada de una fiera peligrosa como avistar animales para cazar.

Otros comportamientos parecidos los podemos identificar hasta en la oficina. Según el psicólogo social Ron Friedman, sentarse cerca de la salida es una fuente más de seguridad: fuera están los medios de sustento como agua y comida. Y como si no bastase, sentarse de espalda a los colegas otorga una de las sensaciones más desagradables. No se trata solo de que la gente pueda husmear en la pantalla del ordenador; el sentido constante de que alguien está a punto de sorprenderte por detrás no contribuye a que trabajes distendido. Asimismo está demostrado que sentarse cerca de una ventana incrementa la productividad y la lealtad al empleador.

La razón de todos estos comportamientos, conscientes o no, tiene varias explicaciones. En primer lugar la exposición a la luz solar contribuye a equilibrar nuestros niveles de serotonina y melanina y ayuda a que el cuerpo produzca monóxido de nitrógeno encargado de bajar la tensión arterial. Además, sumergirse en un entorno natural refuerza la memoria y potencia la creatividad. Otros estudios han demostrados que empleados rodeados por plantas y flores tienen mayor rendimiento en pruebas de atención y concentración. En ausencia de vegetación, hasta cuadros con escenarios naturales, acuarios o zonas de descanso protegidas logran que el trabajador se sienta más a gusto en el entorno, disminuyendo su nivel de estrés.

Inténtalo, coloca una planta en el escritorio de tu despacho y notarás la diferencia.

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Mirko

Webmaster y blogger. Empecé a interesarme por la tecnología ya de pequeño, cuando desmontaba todo lo que cruzaba mi camino. Una vez licenciado como ingeniero de software, me inicié en el tai chi chuan y en el kung-fu. Hasta que descubrí el yoga, lo cual supuso un cambio radical en mi vida. Alumno de la escuela de yoga de Danilo Hernández (Swami Digambarananda Saraswati) desde 2008, en 2014 he terminado el Máster en yoga Sadhana Síntesis.

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