La constancia, ingrediente fundamental de cualquier proyecto

Yoga asana

Está llegando el verano y el escenario es siempre el mismo: sol, mar, traje de baño y kilos por demás. Frente a estos escenario tan típicos, la actitud suele ser la de siempre: “Este año voy y me meto a dieta, pero dieta en serio” o “¡Ya he empezado la operación bikini! Me he apuntado al gimnasio”.

Llega la primavera y muchas personas dicen: “Tengo alergia y estoy muy pero que muy cansado…”…y venga con antihistamínicos e integradores alimenticios de cualquier tipo. Y año tras año la situación no mejora nada, sino que va a peor.

Una dieta equilibrada y el yoga podrían ayudar a solucionar o aliviar todas estas situaciones, sea practicando las asanas y, por qué no, recuperando el contacto con nosotros mismos mediante la práctica de la meditación. Muchos conocen los beneficios del yoga por experiencia personal, porque lo han leído o se lo han contado. Y quizás algunos se hayan planteados probar. Pero además del clásico empujón inicial para empezar un proyecto, es necesario un elemento básico para que cualquier tipo de cambio llegue a traer resultados concretos. La Constancia.

La constancia es el fruto de la determinación, es hacer sin exagerar, con control, ponderación y flexibilidad física y mental. Es, al final, todo lo que haría falta para tener un vida ejemplar.

Introducir nuevos hábitos en la vida puede ser fácil, de entrada. Una vez superada la inseguridad que provoca la nueva situación, la emoción y las expectativas iniciales suelen traicionarnos a continuación. Acabada la novedad, descubrir que hay que interiorizar una rutina nueva hace que muchos abandonen un proyecto, aun a sabiendas de que es lo justo, lo saludable, lo que hay que hacer. Para dar el cambio es importante el empujón, sí. Pero sin quemarse. Sin esperarse nada.

La práctica del yoga, mantener dietas adecuadas o los hábitos que sabemos ser beneficiosos… todas estas cosas implican compromiso. Y este compromiso no es fácil de respetar debido a que los resultados esperados llegan muy despacio y no son evidentes desde el principio. Entonces es importante tener algunas directrices para una autodisciplina, eligiendo y siguiendo un buen maestro y, desde luego, hacerse llevar sin juzgar o buscar, sino dándose cuenta de los pequeños resultados que se alcanzan. Esta forma de observar día tras día nuestra evolución sin juzgar no solo es la vía para mantener viva la constancia, también es la manera para afinar nuestra capacidad de observación y para vivir de una manera más consciente.

Paolo

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