Karma y Dharma, guías en los acontecimientos del destino

meditación en la montaña

Con el término destino solemos referirnos a una serie inevitable de eventos que nos llevan a una consecuencia final predeterminada. Se puede entender como el irreversible poder o agente que determina nuestro futuro. Pero ¿es cierto que no podemos decidir o influenciar lo que nos pasará? ¿Podemos afirmar que todo es dado por la casualidad y el azar? Empezamos nuestra reflexión explicando el significado de las palabras Karma y Dharma. El Karma es un término sánscrito traducible como “acción” que indica en la tradición hindú la acción volitiva sujeta al principio de causa y efecto (acción y reacción). El Dharma deriva también del sánscrito y significa “deber”,”acción correcta” en linea con la Ley Natural o Ley Cósmica (o más simplemente “como las cosas deberían ser”). Podemos notar que las dos palabras se parecen pero en absoluto son iguales.

Así que el destino podemos vivirlo de manera reactiva (visión karmica), entonces cuando nos encontramos con un problema para resolver respondemos con una reacción subconsciente, sin pensar, con un patrón ya desarrollado y preconstituido a partir de nuestras experiencias anteriores. O podemos elegir actuar de manera creativa (visión dharmica), dándonos el tiempo necesario para encontrar soluciones diferentes y más adecuadas. En un contexto donde la vida es entendida como una sucesión de reencarnaciones (hasta llegar al Jiwan Mukta, liberación en vida o iluminación) el Dharma se trabaja en la vida presente, tomando conciencia de la realidad que nos rodea y pasando por decisiones justas y coherentes (que no siempre están en linea con la moral o las creencias que tenemos). Mientras tanto, el Karma afectará las vidas futuras sumándose y creando una “carga karmica”.

Para actuar de una forma creativa, lo que podemos hacer es trabajar en nosotros mismos para llegar a conseguir los famosos diez segundos que, como dice la sabiduría popular, tenemos que esperar antes de reaccionar. Ese es realmente el tiempo que necesitamos para elaborar una información a un nivel más alto, racional y evolucionado en la corteza cerebral, evitando de otra forma respuestas guiadas solamente por las emociones, a menudo impulsivas e incorrectas.

¿Qué podemos hacer al respecto? Por ejemplo meditar. La meditación nos da la tranquilidad para enfocar y dirigir nuestra vida y encontrar respuestas. El objetivo es construir así un camino totalmente diferente del que estamos acostumbrados a recorrer y lograr ver la vida desde otra perspectiva. “Si quieres un resultado distinto, no hagas siempre lo mismo” decía Albert Einstein. Entonces solo buscando soluciones nuevas y creativas podremos superar todo tipo de dificultades. Hasta alcanzar la capacidad para entender que toda limitación es en realidad una característica que nos hace únicos en el mundo. Muchos han conseguido transformar una desventaja en belleza; amo recordar el ejemplo inspirador de personas como Nicholas James Vujicic, el orador que a pesar de sus limitaciones por nacer sin extremidades transformó su discapacidad en motivación para ayudar a los demás.

Os dejo con un magnífico cortometraje que hace reflexionar sobre el argumento y sobre la vida.

La imagen de portada es una adaptación de Meditating Monk con licencia CC.

Paolo

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