La meditación protege el cerebro y su materia gris del tiempo que pasa

La meditación ayuda a proteger la materia gris

Recuerdo desde ya muy chiquito escuchar a mi padre repetir el refrán «mejor un día como un león que cien como una oveja«. Y siempre me he preguntado qué pasaba con la vida de la oveja. Claro, porque a mi la oveja me parecía un animal entrañable, que vivía a su aire y libre de peligros. El león, sí, animal majestuoso y fuerte, temido y despreocupado. A este dilema ya contestó el actor italiano Massimo Troisi en la película «Perdón por el retraso»: «¡Qué sé yo de las ovejas y del león! Hagamos 50 días de osito, estás en el medio, no quedas fatal como la oveja ni como el león que vive un día».

Bromas aparte… ¿pero por qué había que escoger? ¿No podía ser simplemente 100 días de león? Ya con la sabiduría de la edad adulta he empezado a valorar la enseñanza tradicional y a cuidar de la alimentación, de mi espalda, mis dientes, mis rodillas y todo lo que sé que es un bien precioso e inevitablemente sujeto a desgaste. ¿Y el cerebro? Ya a partir de los 30 años, el volumen y peso del cerebro empiezan a disminuir. La mente también es sujeta a perder brillo: falta de memoria, lentitud en hacer asociaciones, flexibilidad para cambiar de contextos mermada… Por no hablar de enfermedades graves que asustan a más no puedo. La receta para cuidar de este bien precioso pasa por no desoír el sentido común; no perder horas de sueño, limitar el uso de excitantes y de alcohol o no someterse a largos periodos de estrés. Consejos de oro, pero se puede hacer algo más como meditar. Es la ciencia que nos confirma que esta disciplina tan benéfica tiene un impacto también en la protección del cerebro.

Según un estudio efectuado por la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), meditar ayuda a preservar la materia gris del cerebro, tejido donde alojan las neuronas. El artículo publicado en la revista Frontiers in Psychology, describe el estudio hecho sobre una población de 50 personas que habían meditado durante un promedio de 20 años en la vida y de 50 personas que no lo habían hecho nunca. El volumen de materia gris de los meditadores no disminuía tanto como en el caso de los no enganchados a esta práctica.

Como documenta el coautor Florian Kurth, los investigadores se asombraron por la magnitud de la diferencia, ya que los efectos que se habían medido en otros estudios eran localizados en ciertas regiones del cerebro (como por ejemplo en la respuesta de la amígdala), pero en este estudio el efecto abarcaba el cerebro en su totalidad. Aunque no esté demostrada una relación directa entre meditación y perdida de materia gris (muchos otros factores pueden entrar en juego como hábitos, personalidad y genética), esta evidencia indica un vía para desarrollar la investigación.

Estos resultados tan prometedores parecen indicar entonces que sí es posible envejecer y mantener nuestras facultades bien entrenadas y funcionales. Y finalmente, vivir cien días como un león.

Mirko

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