La meditación produce cambios en tu cerebro
La participación en un programa de entrenamiento de meditación de 8 semanas puede tener efectos medibles sobre cómo funciona el cerebro, incluso cuando alguien no está meditando activamente. En su informe publicado en la edición de noviembre de 2012 de Frontiers in Human Neuroscience, los investigadores del Hospital General de Massachusetts (MGH), la Universidad de Boston (BU), y varios centros de investigación también encontraron diferencias en los efectos basados en el tipo específico de meditación practicado.
«Los dos tipos diferentes de formación para la meditación de nuestros participantes en el estudio completado produjeron algunas diferencias en la respuesta de la amígdala —una parte del cerebro conocida por décadas por ser importante para las emociones en relación a imágenes con contenido emocional», dice Gaëlle Desbordes, PhD, investigador en Athinoula A. Martinos Center for Biomedical Imaging en MGH y en el Centro BU Center for Computational Neuroscience and Neural Technology, autor del informe correspondiente . «Esta es la primera vez que en el entrenamiento a la meditación se ha demostrado que afecta el procesamiento emocional en el cerebro fuera de un estado meditativo.»
Varios estudios anteriores han apoyado la hipótesis que el entrenamiento a la meditación mejora la regulación emocional de los practicantes. Mientras que los estudios de neuroimagen han encontrado que el entrenamiento a la meditación pareció disminuir la activación de la amígdala —una estructura en la base del cerebro que se sabe que tiene un papel en el procesamiento de la memoria y la emoción— esos cambios sólo se observaron mientras que los participantes del estudio estaban meditando. El presente estudio fue diseñado para probar la hipótesis que la meditación también podría producir una reducción generalizada de la respuesta de la amígdala a los estímulos emocionales, medibles mediante imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI).
Los participantes se inscribieron en una investigación más amplia sobre los efectos de dos formas de meditación, con base en la Universidad de Emory en Atlanta. Los adultos sanos que no tenían experiencia alguna meditando participaron en cursos de 8 semanas, tanto en la meditación de atención consciente —la forma más estudiada que se centra en el desarrollo de la atención y la conciencia de la respiración, pensamientos y emociones— y la meditación para la compasión, una forma menos estudiada que incluye métodos diseñados para desarrollar la bondad y la compasión para uno mismo y para los demás. Un grupo de control participó en un curso de educación para la salud de 8 semanas.
Tres semanas antes de empezar y tres semanas después de completar el entrenamiento, 12 participantes de cada grupo viajaron a Boston para ejecutar una resonancia fMRI del cerebro en las instalaciones del Martinos Center. Los escaneados cerebrales de los participantes se realizaron en respuesta al visionado de una serie de 216 imágenes diferentes —108 por sesión— de personas en distintas situaciones; ya sea con contenido emocional positivo, negativo o neutral. Entre las instrucciones para los participantes antes de la resonancia no se mencionó realizar alguna meditación, y los investigadores confirmaron posteriormente que los voluntarios no habían meditado a lo largo del escaneado. Los participantes también completaron evaluaciones de los síntomas de depresión y ansiedad antes y después de los programas de formación.
El grupo de meditación de atención consciente mostró una disminución de la activación de la amígdala derecha en respuesta a todas las imágenes, lo cual apoya la hipótesis que la meditación puede mejorar la estabilidad y la respuesta al estrés emocional. En el grupo de meditación sobre la compasión, la actividad de la amígdala derecha también se redujo en respuesta a imágenes positivas o neutras. Pero entre los participantes que acostumbraban practicar la meditación sobre la compasión con más frecuencia fuera de las sesiones de entrenamiento, la actividad de la amígdala derecha tendió a aumentar en respuesta a las imágenes negativas que representaban algún tipo de sufrimiento humano. No se observaron cambios significativos en el grupo de control o en la amígdala izquierda de los participantes en el estudio.
«Creemos que estas dos formas de meditación cultivan diferentes aspectos de la mente», explica Desbordes. «Puesto que la meditación a la compasión está diseñada para mejorar los sentimientos de compasión, tiene sentido que podría aumentar la respuesta de la amígdala frente al sufrimiento de personas. La mayor activación de la amígdala se relaciona también con una disminución de la intensidad de estados depresivos en el grupo de meditación sobre la compasión, lo cual sugiere que tener más compasión hacia los demás puede ser beneficioso para uno mismo. En general, estos resultados son consistentes con la hipótesis general que la meditación puede resultar en cambios duraderos y beneficiosos en la función cerebral, especialmente en el área de procesamiento emocional «.
Traducción de http://www.massgeneral.org/about/pressrelease.aspx?id=1520
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