El mantra OM y la palabra Amén, puentes entre materia y espíritu
El efecto de los sonidos sobre el estado anímico es bien conocido y sin duda efectivo. El ejemplo más básico es la música: es suficiente reproducir una canción favorita y el cerebro recibirá el estímulo para secretar endorfinas, encargadas de mitigar las sensaciones de dolor y amplificar las respuestas placenteras.
La idea de que los sonidos (y en definitiva las vibraciones) puedan provocar cambios materiales es central en la tradición hindú de los mantras y en particular del mantra OM. Esta sílaba representa la fuerza creadora del sonido y tiende un puente entre la materia y el espíritu. El mantra OM, que da origen a todos los otros mantras, es una contracción de la sílaba AUM y las tres letras que la componen representan distintos conceptos.
- Los tres mundos: la tierra, la atmósfera y el cielo.
- Los tres dioses principales de la mitología hinduista: Brahma, Vishnu, Siva.
- Las tres sagradas escrituras Vedas paridas por Brahma, el dios creador del universo. Meditando en las tres letras del mantra (a, u y m) compuso el Rig, el Sama y el Átharva.
Según la tradición, el OM (o AUM) está presente en todo átomo de la galaxia y por tanto simboliza el universo entero. Ahí la razón para cantar el OM en las sesiones de yoga, para que nuestra vibración entre en sincronía con el OM universal. Según la filosofía hindú, dios primero creó el sonido y del sonido se generó el universo, eso explica porque el OM es considerado «la esencia de todas las cosas».
El OM no es la sola palabra mística recurrente en las enseñanzas filosóficas y religiosas. También la palabra Amén es generalmente reconocida tanto en la tradición cristiana como en aquella islámica, pronunciada en este último caso «amin».
La palabra Amén aparece por primera vez en el Antiguo Testamento y está presente en el Cristianismo, en el Judaísmo y en el Islamismo como una afirmación que se traduce como «así sea», pero el significado va más allá. El Amén no es tan solo una afirmación sino que es un vínculo que se establece con lo divino, lo cual en cierto sentido constituye una analogía con el OM.
Al respecto, hay quien supone la existencia de un nexo entre las palabras OM y Amén, generando verdaderas controversias. El que haya estudiado la cábala del misticismo judío, sabe que hay ciertas influencias que proceden del simbolismo y filosofía egipcia (influencia documentada en la misma biblia, cuando el joven Moisés es iniciado por los sacerdotes egipcios). Y de esta base las especulaciones teorizan que la palabra semítica Amén tenga relación con el dios egipcio Amun, o Amun-Ra.
Parece improbable que el concepto del OM haya viajado de la India hacia Egipto para personificarse en Amun y acabar convirtiéndose en la palabra Amén. Lo que sí queda manifiesto es la relación entre ambas palabras en lo que es la capacidad para conectar con lo divino. Si en el libro del Apocalipsis Cristo es llamado «el Amén» y su enseñanza es la puerta para entrar en el reino de los cielos, el mantra OM es el medio para conectar con el universo.
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