Reciclar y respetar el medio ambiente: un deber como yogui

El reciclaje es yoga

Estamos cada vez más acostumbrados a vivir en ciudades que se hacen día tras día más grandes y populosas, perdiendo el contacto con la naturaleza y con lo que somos en realidad. Vivimos en medio de la contaminación causada por las industrias y las viviendas, polución de los coches etc… Sin embargo, bajo el pretexto del desarrollo económico y tecnológico parece imposible vivir de otra forma.

Aún así todo esto no quita la posibilidad de respetar el medio ambiente creando proyectos sostenibles que servirían para volver a acercarnos a la naturaleza y que supondrían un gran avance para nuestros países, muy a menudo reacios a estos proyectos.

¿Qué hay detrás de todo esto?

Probablemente los espacios verdes no son una fuente de ingresos tan rentable como los grandes edificios llenos de oficinas, apartamentos o centros comerciales. Ya sabemos que vivimos en una sociedad que solo piensa en los beneficios, no deja mucho espacio a los intereses personales y no da tanta importancia al mundo interior.
Sin embargo, el ser humano ganaría mucho viviendo en un entorno rodeado por la naturaleza, que transmita serenidad y ofrezca la oportunidad de relajarse y recobrar fuerza.
Por desgracia, estamos destruyendo y contaminando los espacios naturales pensando que no son importantes; ya estamos viendo cambios globales que crean y crearán serios problemas para la calidad de la vida en este mundo, como por ejemplo el calentamiento global: un fenómeno que afecta a nuestro planeta ya desde hace cien años y es una consecuencia del aumento de dióxido de carbono en la atmósfera de la tierra. Esto puede conducir a consecuencias tales como la desertificación, derretimiento de los glaciares (link), el aumento de las temperaturas, la extinción de plantas y animales.
Los cambios son de gran importancia, y cada uno de nosotros puede contribuir de diversas maneras para frenar el fenómeno y reparar, dentro de lo posible, estos daños ocasionados a nuestra madre tierra.

¿Qué podemos hacer?

Podemos reducir el uso del automóvil, del aire acondicionado y de la calefacción, mejorar la iluminación de nuestras casa, y limitar el uso de productos químicos y de bolsas de plásticos (ya hay países que lo hacen) etc…
En una ciudad ideal primaría el uso de las energías renovables, como la energía solar, la eólica y la geotérmica, se debería apostar por el uso de coches eléctricos, utilizar materiales de plásticos reciclados (como por ejemplo el de los neumáticos) para hacer asfaltado de carreteras etc…

Y, sobre todo, no echar la culpa al vecino que contamina; el futuro de la humanidad lo creamos todos juntos. Lo sabe bien quien hace yoga. La conexión que buscamos con la naturaleza echa raíces en el respecto y en el amor. Así que para cambiar el rumbo equivocado que hemos tomado, tenemos que cambiar nuestras pequeña costumbre y pensar, por ejemplo, que comprar es como votar. Votar un estilo de vida diferente evitando adquirir productos envasado en plástico a favor del vidrio, comprando productos de temporada y a km 0, retomando la costumbre de moverse a pie o en bici.

La clave de una actitud sana y responsable está en actuar con conciencia en todo acto de nuestra existencia, cuando hacemos la compra, hacemos un regalo y reciclamos en nuestros hogares. Cada pequeño gesto suma, y como dice un proverbio africano, «si piensas que eres demasiado pequeño como para marcar la diferencia intenta dormir con un mosquito en la habitación».

Paolo

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