Enfocar la atención es la clave para cambiar tu universo
La capacidad para llevar la atención durante un tiempo determinado hacia un objeto o pensamiento tiene consecuencias en la plasticidad del celebro. Si la observación se efectúa de una forma correcta, puede traer importantes beneficios: fenómeno sobre que se basan muchas técnicas de meditación. Lo más interesante es que esto tiene una explicación científica, se trata del efecto observador y del efecto Zenón cuántico. Veamos en detalle en qué consisten.
El efecto observador es un fenómeno cuántico según el cual el comportamiento y la posición de cualquier entidad de dimensión atómica son sujetos a cambios como consecuencia del hecho de observar esa misma entidad. Esta es una consecuencia de la naturaleza probabilística de entidades cuyo comportamiento es descrito en términos de funciones de ondas y que se ven afectadas por las distintas manera de efectuar la observación. Para poner un ejemplo algo más concreto, para medir la temperatura de un líquido en un vaso es necesario introducir un termómetro en el recipiente. De esta manera, lo que estaremos midiendo no es tan solo la temperatura del líquido, sino la del sistema compuesto por líquido más termómetro (el termómetro en sí es un cuerpo que tiene una temperatura y que altera la del líquido).
Como en naturaleza a cada acción corresponde una reacción, el efecto observador tiene un efecto complementario, llamado efecto Zenón cuántico. Según este fenómeno, observando un sistema con frecuencia creciente y de una misma manera, la velocidad a la que el mismo sistema cambia se reduce. Este nuevo fenómeno ha sido detectado en un experimento clásico repitiendo observaciones de unos átomos de berilio susceptibles de pasar de un estado de alta energía a un estado de más baja energía. La conclusión del experimento fue que aumentando la frecuencia de las mediciones efectuadas por unidad de tiempo, la probabilidad de que el salto energético se cumpliera se reducía dramáticamente, logrando así que los átomos permanecieran más tiempo en el estado de alta energía.
El proverbio «olla que se observa nunca hierve«, no solo sintetiza que poner el agua a hervir y quedarse ahí mirando es muy aburrido, sobre todo cuando en la cocina hay todavía mucho que hacer para preparar la cena. Aparte del hecho que mirar con frecuencia el agua no nos aporta nada ya que en unos pocos instantes no habrá pasado nada relevante en la cacerola, este simple acto de observar sin detectar nada nuevo es una analogía muy sencilla pero que resume muy bien el efecto Zenón cuántico.
Hasta aquí, fenómenos físicos muy reveladores. Pero el nexo entre ellos y la correlación con el ámbito de la neurociencia llegó en 2005 gracias a un artículo publicado por los físicos Henry Stapp y Jeffrey Schwartz en la revista inglesa Philosophical Transactions of the Royal Society. Según la teoría publicada por los estudiosos, hay una relación profunda entre el efecto Zenón cuántico y lo que ocurre cuando se presta atención a una experiencia mental. Llevando a la neurociencia la analogía con el efecto Zenón, se deduce que el acto de enfocar la atención estabiliza los circuitos cerebrales. El acto de centrar la atención en una idea, una imagen o un sentimiento logra que el cerebro mantenga la conexión mental activa, hasta que esas conexiones químicas puedan abandonar su naturaleza transitoria para inducir una modificación física en la estructura del cerebro. La atención modela continuamente los patrones que definen la respuesta del cerebro, hasta provocar cambios físicos duraderos en el cerebro si el foco en una experiencia es estable.
Del descubrimiento de Stapp y Schwartz es inmediato generalizar a las consecuencias y beneficios de la meditación. Como ya contamos en la descripción de la meditación Anapanasati yoga, las técnicas meditativas logran estabilizar la mente mediante el enfoque de la atención en un acontecimiento concreto, que puede ser tan sencillo como el aire que fluye por las narices. Además, logrando constancia en la práctica, es hasta posible provocar cambios duraderos en nuestro cerebro.
Puedes empezar este gran viaje dentro de ti navegando por las olas de tu conciencia ahora. La hoja de ruta está a tu alcance y consiste en centrar la atención en un único foco. Tú mismo.
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